martes, 10 de mayo de 2011

Canto al corazón

Mi mano entonces tuvo la fuerza que nunca tuvo: abrió la piel, atravesó costillas y lo sacó de su lugar. Las costillas tenían la fortaleza de quien nunca se deja penetrar más allá del calcio. Lo que quedó expuesto fue una masa demasiado grande para merecer el mote de lo que pretendía nombrar: mi corazón.

- Mi dibujo no estaba tan errado, entonces… el corazón es así.
- Es casi igual… pero mira: el tuyo tiene un hoyo aquí… y de este lado está marchito… como seco.

Lo contemplamos entonces… era tan desproporcionado que tenía que sostenerlo con ambas manos. Sangraba poco, pero sus dimensiones aún nos tuvieron boquiabiertos lo suficiente como para que en la realidad pasaran dos horas.

- Ya no lo puedo regresar a mi pecho.
-No te preocupes, te crecerá otro.
- ¿En serio?
-Sí… déjalo afuera, el corazón crece rápido.

1 comentario:

Kyuuketsuki dijo...

El corazón crece rápido, pero mientras crece lo sustituye el cerebro. Y eso nunca puede estar tan mal.