lunes, 29 de junio de 2009

El Cuento de Hadas de la Democracia

Se avecinan elecciones. Hay un cúmulo de ingenuos promoviendo el voto nulo en internet y en diversos foros. Digo que son ingenuos porque vivimos en México; donde la democracia es un estandarte de ocasión para épocas en que los gobiernos se dicen a sí mismos liberalistas y plurales. Si bien el acto de anular el voto es un síntoma inequívoco del hartazgo de una comunidad, es una estrategia que podría ser de una utilidad exquisita en países donde existe una participación social verdadera, y no sólo de escaparate.

Se avecinan elecciones. Luego de eso, segura estoy que habrá encono y violencia en las calles. Entiéndase violencia no sólo como una multitud enardecida machete en mano y con hogueras en las calles; sino como infinidad de medios para menoscabar y denostar, sobre todo de aquéllos infames a los que el resultado les sea adverso. Desde hace meses mis tímpanos se han sumergido en la inmundicia electorera, en los vaivenes execrables de la política, cosa que no cambiará en días ulteriores.

Ellos creen en verdad que anulando su voto las cosas van a cambiar y algo distinto ocurrirá. Bien sé que eso no pasará. Ellos creen que la literatura se puede hacer realidad. Pero por eso la literatura es literatura, porque es un simulacro en letras de lo que jamás sucederá.

Hay un individuo que dice ser presidente, jugando a la guerrita y militarizando hasta el rincón más apartado de la república, enrareciéndolo todo con sus declaraciones siempre enrutadas a una seguridad inexistente, hasta donde la banalidad tiene que ver con drogas, cárteles y bandidos forajidos enriqueciéndose a costa de la salud. ¿Sabía usted que ya hay militares en la Ciudad de México, con sus llamativos operativos en la Ciudad de la Esperanza, en la Capital en Movimiento? Pero en ocho días viene la democracia, no se espante…

***
Tiene uno que ser muy ingenuo para pensar que votando nulo o no votando habrá un cambio profundo. Hay quien puede decir que soy una cascarrabias empedernida. Lo soy. Y a mí no me convence un discurso facilón sacado de la ficción literaria de países más dichosos.

Se avecinan elecciones. La era democrática de la que tanto hablan los estadistas ha hecho un respingo cuando se da cuenta que en el mismo continente hay golpistas furiosos. En Irán hay una numerosa lista de muertos por causas políticas y a los mexicanos parece preocuparles muchísimo lo que sucede allende su frontera.

Empecemos por decir que la democracia es la ficción más gustada, el opio de quienes se las gastan criticando al sistema y siendo dictador en potencia. Señores: la democracia es una falacia y ni aquí ni en la Unión Europea es una garantía de bienestar social.

Se avecinan elecciones en este país. Pero la democracia acá lleva muchas décadas muerta y el desinterés y la indiferencia ahora pretenden poner un tache en toda la boleta. Bien por ustedes. Si yo pudiera votar, lo haría por cualquiera que no fuera el PAN.

Pluralidad dicen, participación ciudadana, intercambio de ideas… ¿No les suena esto a romanticismo puro, a un cuento de hadas en una noche cerrada? A mi sí.


domingo, 21 de junio de 2009

Literalgia III: A donde van las cosas perdidas


Tuve una vida modesta como cualquier llave que cumple con su obligación primordial. Siempre en mis dientes estuvo el Ábrete Sésamo exacto, pronunciado por mí con la precisión quirúrgica requerida para abrir paso a los secretos mejor guardados detrás de aquél portal. Gracias a mi sencilla pero significante labor, el acceso a un acogedor interior se hizo pan comido y permití que guarecerse del afuera violento y bullicioso se hiciera simple. Fui la única copia de ese desdeñoso cerrojo que sólo cedía a mis peticiones; porque él y yo fuimos uno mismo en la conjunción de la apertura y obertura habitual de esa puerta: la puerta que da a una calle de la que ya no guardo memoria.

Como cualquier instrumento de uso consuetudinario, mi vida estuvo marcada por la precariedad. Pasé la mayor parte del tiempo en el rincón más breve de un bolsillo lúgubre y mi cuerpo estaba colmado de abolladuras de tantas ocasiones que fui a dar de forma estrepitosa al suelo. Tuve la dicha de ser decorada con un suntuoso llavero que me hacía por fin visible en mi humilde calidad de llave junto con otras que como yo, sólo fuimos necesarias por momentos. Nunca tuve oportunidad de echar un vistazo a la casa que tan celosamente resguardaba mi cerrojo, y es que fui condenada a permanecer colgada a una pared en el umbral para que no fuera a suceder la desgracia de perderme.

Pero de nada sirvieron tan ingenuas previsiones. Como llave, la norma predecible es que todas acabaremos por perdernos o seremos olvidadas cuando la aldaba que nos corresponde finalmente desobedezca nuestras órdenes. 

Fue un descuido inocente la causa de mi pérdida. El día que me extravié de mi cotidianidad nadie se acordó de mí hasta que una urgencia de necesidad cimbró el día y la impaciencia de entrar se hizo inquietud impostergable. Aquélla noche nadie pudo atravesar el portal que da a la calle de la que ya no quiero acordarme. 

Me buscaron torpemente donde se obviaba mi ausencia e indagaron mi rastro en donde jamás habrían de encontrarme: en los cajones, debajo de la cama, en la proximidad de las aceras y en el café de las mañanas. La impericia de la búsqueda llegó a su fin cuando decidieron llamar al cerrajero y deshacerse de mi compañero cerrojo, al que jamás volví a encontrar. 

La situación es ya irreparable. Cuando se llega al punto en el que me encuentro, significa que ya no hay retorno válido en la carretera de este cruel devenir y que la búsqueda se postergó indeterminadamente. Cuando las cosas llegan a este lastimoso punto, significa que ya se ha pasado la página y el menester se hizo prescindible.

El lugar donde hoy me encuentro es el último extremo de un minúsculo agujero en el bolsillo que me contenía. Aquí mismo es un océano de los objetos milenariamente perdidos, ya por travesura, ya por olvido, ya por descuido, ya por torpeza: billeteras despojadas de su dinero, llaves sin cerrojo, calcetines sin su par, botones desprovistos de ojal, credenciales carentes de identidad… 

Existen también, como casos extraordinarios de la calamidad más desalmada, cartas cuyo remitente mudó de lugar, besos que se perdieron en el aire, espíritus de mascotas perdidizas que aún extrañan a sus dueños, pensamientos que no alcanzaron el mar, los estribos de algún juicioso, la compostura de los desaliñados y la calma de los impacientes. Pero sobre todo, lo que más abunda en este espacioso lugar que nadie ha visto, es el tiempo que se ha perdido… 

Aquí me encuentro hoy, donde llegan las cosas que ya nadie busca y donde no se puede buscar por ser el subterfugio apartado de la lógica más simple. Aquí donde nadie nos puede ya encontrar...

jueves, 18 de junio de 2009

La Infinita Temporalidad de la Música- I

Siempre me pasa lo mismo: cuando al fin logro deshacerme de esta sórdida computadora y desempolvo algunos de mis viejos, viejísimos CD’s, la nostalgia me atraviesa la espina como morboso flechazo de tiempos pasados.
 
En términos mediáticos, -para aquéllos ociosos que no se separan de la tele- cada temporada de mi vida tiene su propio soundtrack. Y uno siempre vuelve a escuchar melodías pasadas, piezas cargadas de significación, sonatas gastadas, melancolías armoniosas, delirios musicalizados, alegrías sonoras y tristezas perennes perpetuadas en mp3, en CD, qué sé yo…

Seguro a usted le ha sucedido lo mismo, cuánto más si se ha desenvuelto en los pormenores de una corriente, paladeado las melodías de algún o hubo una época de su vida en que no soltaba el disco de (…) que de tantas veces tocado terminó por ser un diabólico remix del caos. 

Yo nací en la época en que los acetatos seguían siendo onda. Honestamente no lo recuerdo ya, pero a mis seis años ya tenía mi primer CD de… honestamente no me acuerdo, seguramente fue de alguna ñoñez popera de la que podría avergonzarme, así que lo omitiré negligentemente de la lista. 

Hago aquí un recuerdo cómico-mágico-visual-nostálgico de las melodías que marcaron profundamente los periodos de mi vida. No haga mucho caso de la impertinente mezcla de estilos… siempre he sido un cocktail de contradicciones. Comenzaré hasta donde mi desmemoriado archivo musical se puede estirar.

Temporada infantil: Los pavorosos 90’s

Yo fui el hazmerreír indiscutible de mis compañeros de primaria entre otras cosas, por mis gustos musicales. Claro, las escasas coincidencias que teníamos eran las únicas que me podían unir al grupo de niñas con las que me junté a lo largo de dichos años. ¿En qué coincidíamos aquéllos rufianes y yo? Obvio, en el pop más mediático y desdeñable de aquéllas épocas:

En las kermeses de la escuela, el minúsculo salón adaptado con papel de china en las ventanas y unas coloridas lucecitas prestadas por alguna solícita mamá no podían faltar estos hitazos...

Shakira: En esas fechas, para mí era onda. Cuando se tiñó rubia Miss Clairol se olvidó de agarrar la guitarra. “Estoy Aquí” era la más socorrida entre la chamacada. Aún escucho esas rolas de vez en cuando y no puedo evitar pensarme con mi falda azul tableada y mi mochila morada.

Fey: Cuando ella aún era joven todos trajimos el sonsonete de la canción esa “La media Naranja”. Confieso que yo también me puse pantalones a cuadritos y una mascada en la muñeca (…)

La Onda Vaselina: Corría el año de 1998 y en una de esas ramplonas celebraciones preferidas por los ñoños -el 14 de febrero-, un grupo de mocosos cantó a grito pelado la funesta melodía “Te quiero tanto, tanto, tanto…” Las maestras pensaron que sería buena idea cantarla como numerito del horror el día de las madres. Desde entonces odio los catorces de febrero; por cursis, innecesarios y por ser el día de la afectación nerviosa a ultranza.

Y aunque en esos tiempos no mascaba ni un “hello” me gustaban las tonadas de ciertas canciones en inglés...

Cher y Blondie: “Believe” y “María” fueron las rolas con las que recuerdo el fin de la primaria y su sexto año: 1999, para ser precisos.

Savage Garden: “Truly, Madly, Deeply” fue la canción preferida a la cursilería patólogica y la ridiculez innata de mis compañeras de salón.

Spice Girls: El Girl Power de las mujeronas inglesas me conquistó. A mi ingenuidad, su imagen tuttifrutti y su pseudo glamour fueron suficientes para hacerme cantar. ¿Quién no recuerda “Wannabe” y su tonada amigable y vivaracha?


Pero no piensen mal de mí. Cualquiera en sus inicios puede tener un tropiezo tan estrepitoso como yo, que caí cuan larga soy en las garras de la música popera más comercial. 
La razón por la cual los intolerantes granujas de mi escuela y por consiguiente sus mentecatos padres me etiquetaban de rara y rebelde se encuentra en estos álbumes:

Real de Catorce: Mis rolas por excelencia son “El Quinqué” y “El Taxi de los Sueños” sobre todo, porque como dice la canción, estaba casi siempre medio fuera de lugar. Cuando tenía como 10 años mi mamá me llevó a Rockotitlán (el original en Insurgentes) a verlos. Fue una gran noche…

Jaime López: Ya desde entonces cargo con eso. “Del calor a lo frío” y “Desenchufado” son mis rolas desde entonces. Y cada vez adquieren más significado para mí. Ahora mismo exploro la etapa literaria del buen López. 

Cecilia Toussaint: Va de la mano con Jaime. Cuando el hartazgo de las burlas se hacía insufrible, cantaba “Me levanté muy rara el día de hoy / Me siento bien pero me siento mal / Mejor por ahí me largo a dar el rol / Me siento bien pero me siento mal”

Julieta Venegas: Me gustaba desde Tijuana No. “De mis pasos” fue una de las rolas que me prendieron en la primaria. 

Café Tacuba: Cuando mi mamá me peinaba, solíamos cantar juntas “Las Flores”, que es sin duda la canción más tierna y amorosa que se haya escuchado en esta ciudad. Todo el Re es un retrato sonoro de mis días en la primaria. 

Botellita de Jerez: Ellos me enseñaron a decir las groserías más pedestres, con este disco comprendí el significado de los albures de mis compañeritos y me reía de sus nacadas. Cuando los niños me escucharon gritar un pendejo por primera vez, comenzaron a respetarme. 

Los Tres: “Déjate caer” fue mi primera rola viajada. Pensaba que efectivamente, la tierra es al revés y que la vida es imprecisa. 

Mexicanto: Una escena que no me puedo sacar de la memoria: Feria del Libro Infantil y Juvenil en el CNA, mis cuadernos nuevos el domingo anterior al primer día de clases y “Todo Vale Hoy” sonando. Y no podía dormir por el asunto ese de que un amigo no se encuentra tan sencillo.

Fernando Delgadillo: Solía despertarme aún de noche y llegar a las siete de la mañana a la escuela para el ensayo de la Banda de Guerra. “Carta a Francia” siempre fue mi favorita.

Fito Páez: Otra contribución de mi mamá. “11 y 6” me volvió loca. Supongo que fue la historia que cuenta, porque los de la canción eran niños como yo o porque yo también iba a cumplir once años.

***
No sé si fue el sobresalto de los veintidós o la nostalgia que un día mi Ipod sembró en los cajones de mi corazón. Pasé la semana entera en una introspección a fondo, recapitulando lo vivido, hojeando el álbum de fotografías de la memoria. 

Aquí no se acaba la historia, estimado lector. La lista es larga y los discos escuchados están apilados en caótico desorden en mi habitación. Pensé en hacer un solo post con mis comentarios, pero la lista se prolongó de más y los recuerdos se hicieron océano. 

Quizá, si las coincidencias entre usted, que lee este blog y yo, que me entrego sin peros a los juegos perversos de los recuerdos se hagan dicha y simpaticemos en uno o más álbumes. 

Al infinito y más allá…

jueves, 4 de junio de 2009

Carta de Karen a Darinka

Permíteme felicitarte una vez más. Bien sé que ya es 4 de junio y el tiempo de las felicitaciones cumpleañeras ha cesado ya, pero no puedo evitar seguirme congratulando por un año más. Y es que veintidós años no son cualquier cosa, y menos con la intensidad con la que has vivido...

Bien sé de los obsequios que el mundo ha traido hasta tí el día de hoy: un escándaloso cinco que se suma a tu infausto historial académico, una mordida por ser sorprendida celular en mano y además de todo, sé que estás malgastando estos minutos que deberías de ocupar en terminar tu trabajo final para una insensata materia que no te ha dejado más que tiempo perdido. 

No seas ingrata, Darinka... no seas ingrata. De cualquier forma poco te interesa la administración y eres igualmente corrompible. 

Debo recordarte que de las llamadas recibidas, todas ellas fueron significativas; de los mensajes y de los comentarios que fueron revestidos de cariño en cada palabra, de los mails que sobrellevaron el mar y llegaron intactos a tus ojos, de los chocolates con bendiciones que dejaron en tu cama o de los mariachis trasnochados que tocaron a tu ventana.

No hace falta que me digas que éste fue un día de tantos, porque las calles se colmaron de tránsito furioso, porque de un momento a otro te llovieron claxonazos o las noticias fluyeron en su misma caótica constancia y el oprobio político no diminuyó en su cizaña electorera.

Pero hazme el favor de asomar tu nariz escaldufa por el ventanal de tus desvelos: la sábana cósmica se ha despojado de su velo de nubes y te obsequia -por lo menos esta madrugada- la fotografía de una media luna y las estrellas más brillantes bordadas en su superficie. Has quedado empastelada de ternura y tu mirada está constelada de porvenir.

Yo, por ser tú misma sé que tus ojos delatan tus veintidós y la incertidumbre no se ha esfumado de tus palabras. Basta ver con cuánta desmesura te conduces. 

Sé que agregar un año es agregar la misma impaciente urgencia de amor y sé que las mañanas seguirán deslumbrándote en su esplendor, lo mismo hoy que cuando tenías quince. 

Yo, por ser siempre tú y porque somos la misma, sé que no hay mejor regalo que el poder contar que cumplimos veintidós y que aún habrá muchos chaparrones de abrazos, impensados raudales de besos y significativas cartas escritas en el cielo con tinta de cometas.



Gracias a los que se acordaron y también a los que se les pasó... Los quiero a todos:
(En órden alfabético, los que se acordaron:)
-Abraham       
-Ahmed
-Alejandro
-Anahí 
-Armando
-Azucena
-Darko
-Dave
-Erick
-Ernesto
-Esmeralda
-Fabián
-Fernando 
-Gladys 
-Gustavo
-Hugo
-Ittzel 
-Jorge
-Jorge 
-José Antonio
-Juan Luis
-Lourdes (Obvio)
-Lydia
-Migues
-Rubén
-Vilchis
-Thania

Y también de los que ya no me acuerdo!!