Se hace necesario voltear la mirada: la infamia se hace vulgar, ominosa e hiriente. Si bien la estrategia de encontrarle el lado humorístico a cualquier contingencia es una técnica socorrida para sobrellevarlas, nada justifica la holgazanería burlona del mentecato que le pone cubrebocas a su auto. Claro que la brutalidad más lastimosa no es la del gaznápiro que vende tamaños tapabocas, sino del zopenco compadre que malgasta cien pesos en hacerse el chistosito ante la prole.
Puede usted pensar que es el inherente ingenio mexicano el que se carcajea de las adversidades y le pone a Benito Juárez un tapabocas por andar de mano en mano. Debo reconocer que hay bromas perspicaces y chispeantes de alegría. Pero más que un mecanismo de defensa, el humorismo en tiempos de influenza pone en evidencia de cuánta holgazanería han estado llenos los días y cuán perezoso es el ánimo burlón de quienes se las gastan en bromas que a mí no me hacen reír.
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Más que un suplicio, estos días de eventualidad sanitaria han sido una delicia a disfrutarse. El deleite del recogimiento, el silencio imperante y el rumor apagado de la ciudad son cosas que no volveremos a vivir.
¿Quién quiere regresar a la normalidad aparente? Si tomamos normalidad como sinónimo de caos, histeria, bullicio y apatía preponderante; me niego con todas mis fuerzas a regresar a la cotidianidad.
Volver, como si no fuera suficiente con lo vivido, a la apatía vigente de un salón colmado de pelafustanes, a la lluvia de tráfico donde llueven claxonazos y mentadas de madre, a los encabezados de violencia perpetua, a las aceras escupiendo gente, el desprecio eterno por el otro y la prisa, siempre la prisa…
Si eso es volver a la normalidad, he de confesar que no estoy preparada para tal afrenta…
3 comentarios:
Como yo no estoy permanentemente en esta ciudad no sufro de las contingencias de la vuelta a la realidad; yo lo único que quiero es que regresen los cines y los teatros plis. El tráfico ojalá así se quedara por siempre
¿Alguien pagó 100 pesos por ese cubreautos? Shit.
No sólo en México. En todos lados la sátira (burlona, ramplona, sutil o sofisticada) sigue la misma ecuación: tragedia + tiempo.
Por otra parte, si no existiera la miseria ¿Sobre qué escribirían los literatos? ¿De que vivirían los críticos? ¿Que informarían los reporteros?
Las buenas noticias también son noticias. Pero las malas noticias son primera plana.
HOLA PUES LEI TUS BLOGS ALGUNAS COSAS ME CAUSARON RISA Y ESO ES CHIDO PS ESPERO TE PASES POR EL MIO Y LEAS MIS AVENTURAS MIS RECOMENDACIONES MUSICALES OK CUIDESE Y KE ANDE MACHIN http://elsonrisasrockers.blogspot.com/ SALE Y MI TWITTER ES ELSONRISAS VAZ CAMARAS Y SUERTE :D
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