martes, 15 de julio de 2008

La tecnología acabó siendo muda




35 minutos de mirar el final del holocausto en pantalla. Silencio. Siempre pensé que un silencio ensordecedor colmaría los tímpanos de quien pudiese ver tan cruel belleza. Así empieza la reciente demencia de Disney-Pixar, con treinta y cinco minutos para que el espectador pueda contemplar el escenario de una probable pero exagerada devastación animada. Nuestro héroe pasó setecientos años sin compañía, curioseando entre la basura y teniendo una cucaracha de mascota.

El héroe, Wall-E, es un robot de segunda generación, el que fue plasmado por primera vez en pantalla en 2001: Odisea en el espacio con HAL-9000. Aunque diametralmente opuesto: Wall-E es toda ternura, es toda sensibilidad, es un ensueño de robot en nuestros ojos. Mientras él deambula por su exquisita soledad, los responsables del apocalipsis están engordando a sus anchas (un cuasi pleonasmo deliberado), gastando en un mercado que no tiene fin, sin usar sus piernas, perdidos en amores de Facebook, en redes infinitas de irracionalidad frívola.

Pero nuestro héroe es héroe porque tiene eso: corazón, osadía, ternura, porque es un poema visual y es además ligeramente ingenuo. Como todos nuestros héroes… se enamora de Eve. ¿Cómo no dejarse anestesiar el corazón con una historia como esta que les cuento? Donde Wall-E, siempre adorable, limpia las inmundicias que dejó la especie 700 años atrás, donde Wall-E, estimulante visual, juega con la basura y colecciona historias olvidadas, donde Wall-E hipnotiza con su seducción de robot perfecto y nos enamora con su ingenuidad, donde a final de cuentas se agarra de sus fuerzas de batería solar y se aproxima a lo insospechado en busca del amor de Eve.

El fin de semana me supo a melancolía a causa del pequeño robot con sentimientos. Y es que mejor manera de capturarlo, no hay. Para mentes frágiles y semi inconscientes de la realidad social y ecológica, los primeros minutos son un regalo sin palabras. De manera que puede usted ver cómo se las gasta el que hace las veces de presidente para morderse los labios y aceptar que el acabose de la humanidad lo llevo a su frívola perdición, o cómo es que se puede uno perder en nimiedades y dejar de usar las piernas y el cerebro.

En apariencia, una película para niños. Para las mentes frágiles como la mía, un poema visual con apariencia ingenua.

Quizá la misma tecnificación que encierra es el comienzo de lo que se vio después, el caos. Lo malo de nuestra realidad sin Pixar es que aún no se han inventado los cruceros espaciales, y todavía no tenemos manera de hacer robots adorables.

2 comentarios:

Holzwege dijo...

Wall E, una distopía mediológica para enamorados.

Es miércoles. Voy por mi hija al curso de verano -de animación-al CNA. MIentras caminamos, y platicamos de todo, hacia el estacionamiento, veo a lo lejos que Cinemark está exhibiendo Wall E. Le pregunto a Katia: ¿Ya viste Wall E? Me dice, no. Chín, tengo curso en el Tec. Dilema ético. De-cido "irme de pinta" con mi hija al cine, y conversar, conversar, conversar (el tema de ser "hija única", es ya un tema a tratar).
Por ahora, sólo platicamos de Wall E.
Los griegos inventaron un género literario -uno m.as- llamado
utopía, literalmente sin lugar. Platón escribió una utopía muy famosa: La república. ¿Por qué utopía? Porque en este género se dicen muchas cosas prohibidas, se critica el estado de cosas, se denuncia la corrupción, pero de manera críptica. Subrepticia. Es un género para enfrentar el poder. Se critica -al fin y al cabo- lo que pasa en un no lugar, entonces no hay problema.
Thomas Moro y consorte iniciaron escribiendo utopías deseables. Sus escritos tienen la intención de denunciar, pero también de proponer lugares donde la vida sea mejor. Los socialistas de los siglos XIX y XX trataron de llevar a la vida cotidiana las utopías decimonónicas en la europa oriental.
El siglo XX constató que las utopías habían fracasado. Hoy, siglo XXI, no abunda el género utópico. Lo que hay mucho, son distopías. ¿Qué es una distopía?
Es un género que no propone un mundo mejor, sino va al extremo, nos sugiere un futuro no deseable al máximo. La distopía hace reflexionar sobre un mundo que no queremos. Orwell y Bradbury son dos autores distópicos.
La distopía en este siglo es necesariamente técnica. Tiene que ver con la tecnología.
Regis Debray -sociólogo francés, biógrafo del "Che" Guevara-, escribio un libro revelador para el caso de la distopía cinematográfica Wall E:
Introducción a la mediología.
Debray plantea a la mediología
como una disciplina heurística que estudia la transmisión, no la comunicación. La transmisión y las relaciones que produce. Por eso, no centra sus deseos en el medio en sí mismo, sino en los engarces que se provocan con ese medio. Por ejemplo, de la computadora e internet, le interesan los modos de transmisión y las relaciones que se generan a partir de esas transmisiones.
Otro ejemplo clásico de la mediología es la tradición. Para la mediología la tradición transmite datos (información) de una generación a otra, motivando relaciones humanas. LOs datos del pasado transmiten relaciones humanas del presente.
Wall E no es objeto de la mediología por ser robot, sino porque relaciona un mundo antiquísimo con una generación del futuro -es un puente que no hay que saltar, sino transitar.Como el hueso del primer homínido relaciona su mundo, con el mundo actual.
La tecnología se vuelve asunto
de la mediología porque transmite. Y sus transmisiones relacionan humanos entre sí.
Así, Wall E es un eslabón perdido mediológico entre el holocausto y el renacimiento futuro.
Pero antes, tres ejemplos distópicos en Wall E:
a. Cuando los Ford desarrollaron el automóvil se dijo: el ser humano ya no caminará, perderá la capacidad de las extremidades inferiores, habrá una atrofia por andar en ruedas. Hubo un efecto que Debray llama "efecto jogging", con el automóvil, no sólo los humanos no caminaron, sino que corrieron: ya sea en Central Park o en una caminadora eléctrica en su diminuto departamento.
b.¿Por qué se inventó primero el ferrocarril y después la bicicleta? POrque la mediología descubre que la tecnología ha provocado en la actualidad un "progreso retrógrada": "Como si
a cada ^salto hacia delante^ en el instrumental le correspondiese un ^salto hacia atrás^en las mentalidades" La tecnología avanza mucho muy rápido, pero la mente se queda dependiente, extraviada, incapaz de conocer por sí misma.
c.Las relaciones humanas se han vuelto lejanas. Los seres humano no se tocan, no se contaminan.
Desde luego, Wall E gusta no sólo por las imágenes y la temática, también por el melodrama que Disney-Pixar han incluido en el filme. POrque un robot "solito", necesita unos compañeros, ¿verdad?
Salimos del cine. Mi hija se limpia una lágrima y me observa:
también ha provocado en mi una lágrimas, no sé por qué.
¿Será porque evoca enamoramientos siderales y lejanos?
Mientras cenamos, sé que Katia -ni niña, ni adolescente- está, estuvo y estará enamorada,
Wall E, me ayuda a conocer mejor a quien más adoro.

Modesto Herrera dijo...

Ya no se si comentar tu excelente crónica o seguir reflexionando con lo que dijo holzwege (interesante), pero para esto tendría que ver la película.

te dejo saludos y felicidades por tu Blog, colorido, vistoso por fuera y por dentro.

Ciaooo